Favor con favor se paga.

                                     
        

La medida judicial le trae un dolor menos de cabeza a Cristina. Es que el ex presidente de la Nación se ha convertido en un aliado de peso del kirchnerismo en el Senado.
     La absolución del ex presidente Carlos Saúl Menem en la causa por el presunto contrabando de armas a Ecuador y Croacia trajo alivio a la Casa Rosada. Ello, más allá de que en importantes despachos del gobierno conocían desde el último fin de semana, en base a sus aceitados contactos con quienes se mueven por los pasillos de los tribunales, que el Tribunal Penal Económico 3 lo liberaría de culpa y cargo.
     El ex presidente se ha convertido en un aliado de peso del kirchnerismo en el Senado, y durante el último año más de una vez convalidó, con su presencia o con su ausencia, la sanción de proyectos estratégicos que le interesaban a la Casa Rosada. De hecho, el 10 de diciembre intentará retener su banca por un nuevo período a la cabeza de una lista que acompañará al ahora ultra cristinista gobernador riojano Luis Beder Herrera.
     Fuentes del gobierno instaladas en el primer piso de la Casa Rosada reconocieron ayer por la tarde que la absolución de Menem "le ahorra un problema" a Cristina Fernández, porque una condena del ex presidente hubiese traído aparejado el pedido de la justicia al Congreso de su desafuero para que pudiese cumplir la eventual pena de ocho años de cárcel que había pedido el fiscal Borinsky, quien por si fuese poco no podrá presentar un recurso de casación para intentar revisar el fallo, ya que el gobierno lo promovió a juez de Casación.
     Las cuentas que sacan a diario los funcionarios de la Casa Rosada encargados de analizar la composición del Senado a partir del 10 de diciembre incluyen invariablemente a Carlos Menem como uno de los aliados que eventualmente podría torcer a favor del gobierno situaciones de virtual empate en la cámara de alta, aunque una victoria de Cristina Fernández el 23 de octubre por cifras más contundentes que las obtenías el 14 de agosto pasado podría alivianar ese panorama y hasta hacer desaparecer los fantasmas de la falta de quórum propio. De no ser así, ratificaba ayer aquella fuente, saben que cuentan con el voto del riojano.
     Menem llegó a manifestar públicamente cuando se acercaba el final del juicio oral y se conocía que una pena de ocho años de cárcel pesaba sobre su cabeza, que Cristina Fernández ganaría las elecciones de octubre ?con la fusta bajo el brazo?. Antes, cuando se profundizó su pase del antikirchnerismo a ultranza a la categoría de aliado crítico, sostuvo que a la presidente "no hay con qué darle".
     Tanto en despachos de la Jefatura de Gabinete como del ministerio del Interior evitaron ayer pronunciarse sobre el fallo del tribunal que absolvió a Menem, y dijeron que el gobierno respeta las decisiones de la justicia cualquiera sea su dirección. "No alabamos los fallos cuando nos gustan o los condenamos cuando no nos favorecen, como hacen otros, son fallos y listo", dijo un alto funcionario que conoce el pensamiento de Aníbal Fernández. Aunque puertas adentro de esos despachos se reconoció que la decisión de los jueces provocó alivio.
     En esos mismos despachos rechazaron cualquier segunda lectura, de tono político, tras la decisión del tribunal, por caso el interés del gobierno de conservar un voto valioso en el Senado como puede ser el de Menem, que el 23 de octubre irá por la reelección con una boleta que lleva a la cabeza la foto de Cristina Fernández.
     Lo más cercano a una voz crítica hacia el riojano se escuchó de boca de un alto funcionario de la cartera política. "El tribunal no lo absolvió porque sea inocente, sino porque no encontró probado el contrabando ni pruebas suficientes para condenarlo".
     Con el fallo de ayer Menem no sólo podrá completar su mandato que vence el 10 de diciembre sino ocupar por otro período la banca en caso de ser reelecto en octubre.
     Es que según estimaron en despachos oficiales y en base a experiencia en asuntos judiciales, en caso de que el fiscal que reemplace a Borinsky decida presentarse en queja ante la Cámara de Casación para solicitar la revisión de la absolución de Menem y otros dieciséis imputados, entre ellos el ex ministro de Defensa, Oscar Camilión, y el ex asesor presidencial Emir Yoma, ese proceso demoraría entre cuatro y cinco años.
     La causa, de hecho, se inició hace más de quince años, en 1995.

No hay comentarios:

Publicar un comentario